Usualmente, me despierto a las 6:30 am. Digo "usualmente" pero eso nunca es usual. Cuando tienes la dicha de contar con varios despertadores, sabes que no es necesario levantarse de la cama con el primer timbrazo.
El silencio se apodera de mí. No soy una persona de palabras en la mañana. No es porque sea odioso. Simplemente, no emito ninguna palabra. Es dificil explicar, no es vagancia tampoco. Puede ser que mi mente aún está dormida.
Enciendo mi vehículo y me dirijo a la oficina. Ultimamente, quien me acompaña es Tiesto. Esa música como que me prepara para el día. Por más tapones que sean, parecería de noche para mí:
The city feels clean this time of night,
just empty streets and me walking on to clear my head.
Another game is no surprise,
I' m a victim more than my head gives what was said.
Llego a la oficina y tampoco emito palabras. Just simple courtesy and thats it. Las horas corren y regreso a mi casa.
Entre las conversaciones familiares, el internet, la tele, etc... las horas pasan y el sueño llega. Al otro día, vuelve lo mismo.
La rutina es incómoda. Te arropa y es imposible darte cuenta. Los días parecen repetirse entre sí y tu vida se convierte en un simple automóvil de una vía. Un giro a la derecha resultaría algo improvisado porque tus ojos están tan "concentrados" en la ruta del horizonte, que el horizonte se convierte en una meta lejana.
La rutina es constante. Pero es constante solo si así lo sientes.
Para mí, eso es cuestión de tiempo. Pronto cambiará. Pronto será una historia diferente. Pronto será algo nuevo que contar.
Ojalá y sea posible comprender que la vida no puede llevarse con un chofer. De vez en cuando, intenta tomar el guía y dobla en una esquina para que salgas de esa maldita vía que solo te lleva al peor lugar del mundo: la costumbre.
Be your own driver.
