2:25 am....

Ahora, mientras escribo, pienso en miles de cosas. Pero se hace difícil poner

palabras a mis pensamientos.

Quizás la cerrazón que llevo dentro es tan grande que a veces (no es mi caso), cualquiera se ahoga. A lo mejor me he mal-acostumbrado a este estilo de vida, si así puede llamarse. Y no es que me agobie, no es que me aturde, no es que me nubla la vista... Simplemente, no es lo que quiero ser.

Siempre pensé que esto de escribir era más una moda, una chulería. Ahora, a estas horas, veo que sirve para otras cosas. Me ayuda a mantenerme despierto, me ayuda a ayudarme.

Uno siempre piensa que mantenerse al margen de los problemas, de los errores, de los líos, es, MUCHAS VECES, lo correcto. Pero si pudiera volver a nacer, cometiera los mismos errores y otros nuevos, pero más temprano, con tal de poder tener cicatrices de enseñanza.

La vida no puede llevarse dentro de uno. Tarde o temprano te vienes a dar cuenta de que el mundo te pasa por delante y, con solo abrir y cerrar los ojos, el día se convierte en noche... el sol se convierte en lluvia. O al revés. Los días parecen durar solo segundos...

Ultimamente estoy muy observador. Reacciones, gestos, formas de ser... y me pregunto: nunca había visto eso o es que mi mente se interponía? Nunca lo sabré, ni me interesa saberlo. El pasado es un lugar donde buscas algo pero no sabes qué porque no te acuerdas.

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No, no los extraño. Si pienso a cada rato en ustedes es porque de una forma u otra están conmigo. Pero sí... esa es la palabra: Gracias por estar en mi mente.